lunes, 9 de febrero de 2009

La antigua imagen de la Virgen (VII)


Mostramos ahora otra fotografía que quizás aparentemente no muestre novedad respecto de las anteriores, pues la Santísima Virgen aparece en desde un encuadre similar a los anteriores, y con los mismos aditamentos que en la mayoría de las fotografías ya expuestas.

Pero aún así, pensamos que en esta fotografía la Virgen no solo puede observarse especialmente bien en lo que a la talla se refiere, debido a la calidad de la fotografía, sino que muestra sobremanera la belleza sin par que poseía la antigua imagen.

Como hemos mencionado, aparece la Virgen en el sillón neoclásico realizado en 1850,con sus preseas de plata, la mantilla de tul bordado aún conservada,las joyas tradicionales, la gran rosa en su mano derecha, y la peluca de tirabuzonesel, así como el Niño sobrevestido con el traje de fina tela blanca y leves bordados. El encuadre, está entre aquellas fotografías en las que se muestra de frente, y ls que aparece vista desde su lado izquierdo. Quizás sea este encuadre el que muestre de forma especial la belleza del rostro de la Virgen.

Ésta fotografía es a nuestro parecer la que puede situarnos en la piel de aquellos Cartayeros que conocieron durante toda su vida a dicha imagen, y de aquellos que tanto lloraron su pérdida. La Santísima Virgen se configuraba por los años 20 y 30 del s.XX como la gran devoción mariana de Cartaya, la imagen que despertaba el fervor mariano de su pueblo cada año,y que escuchaba las súplicas de sus hijos día a día. Era ella la que con el paso de los siglos se había convertido en la Protectora de Cartaya en todas las tribulaciones. Su hermandad se había formalizado como reflejo de la devoción que despertaba, y todo lo que rodeaba a la Imagen, sus cultos y devoción, se encontraba en un periodo de esplendor: nuevo paso, manto, fiestas solemnísima,restauración de la Virgen, donaciones...

Pero las circunstancias políticas de la época nos privaron para siempre de esta magnífica imagen, de belleza arrolladora, y una unción sagrada que la había convertido en la Madre de los Cartayeros. Y así fue,que un 18 de Julio de 1936 pereció pasto de las llamas en lamisma plazoletilla de su ermita. Todavía los mayores recuerdan, con los bellos de punta, como siendo ellos pequeños, escuchaban a sus madres llorar desconsoladas desde las azoteas, al ver que aquellos "pobres hombres" no contentos con haber acabado con todo lo que había en la Parroquia, se dirigían calle Santa María arriba para muy posiblemente hacer desaparecer a la Virgen de sus amores. LLantos desconsolados que se tornaron en gritos de desconsuelo al ver como el humo se veía a lo lejos en la ermita.

Pero ni siquiera esa pérdida tan grande acabó con la llama consolacionista. La Santísima Virgen ,con esa mirada que derramaba Consuelo a raudales, había calado muy hondo ya en los corazones cartayeros desde hacía siglos, y cuando Ella quiso, volvió a resurgir de sus cenizas para desde su ermita seguir consolando a sus hijos de Cartaya. Ella, aquella antigua imagen de la Virgen, fue la semilla del gran rosal de Consuelo que a día de hoy es nuestra actual imagen titular, nuestra Virgen de Consolación, que es faro y guía, honor y gloria, alegría y orgullo de nuestro pueblo de Cartaya.

sábado, 7 de febrero de 2009

La antigua imagen de la Virgen (VI)


Siguiendo con las fotografías conservadas de la antigua imagen titular, exponemos otra en la que la Santísima Virgen vuelve a aparecer frontal y completamente. Podríamos decir que guarda bastantes similitudes con la primera de las publicadas, con las diferencias de aparecer ya la Virgen restaurada, con mantilla o toca, el Niño sobrevestido, y con distintas joyas. Las preseas, son las mismas que en todas las fotografías comentadas.

Concretar la ubicación es algo más dificil, pero podría tratarse de una de las naves laterales o del porche de la ermita, por no aparecer los azuelejos que cubrían los pilares y la capilla mayor, y tampoco la cortina que por aquellas fechas serviría de fondo del camarín. Vuelve a parecer la Santísima Virgen sobre la peana blanca de líneas rectas y perfiles dorados que usaba tanto en el camarín como en las antiguas andas de salida.

Aprovechando la calidad de la instánea, haremos una breve referencia a los atributos de plata que porta la Santísima Virgen. Todas las piezas fueron realizadas en Sevilla en la década central del s.XIX, a instancias del que fuera por aquella fecha capellán de la ermita D. Celestino Maestre. Este presbítero, ligado a la devoción muy intimamente por su familia, se hizo cargo de dicha capellanía tras la muerte de su tío D. Fernando Román en 1844, y ocupó dicho cargo desde ese año hasta 1871 en que falleció . Realizó una labor encomiable, que situó la devoción consolacionista en su momento álgido en dicha centuria. Principalmente centró su ministerio en la expansión y consolidación de la devoción, el cuidado y la restauración de la ermita, la mejora y enriquecimiento tanto del ajuar de la Virgen como de la ermita, y el engrandecimiento de los cultos y procesiones de la Santísima Virgen. En este periodo de mejoras, D. Celestino encargó en Sevilla en 1845 una corona de plata para la Virgen, que fue costeada por D. Antonio Andujar. Esta presea es la que aparece en la fotografía. Como puede observarse presenta los rasgos de su época, lo que podemos definir como un tránisto entre el rococó y el neoclasicismo en sus líneas. El cetro y las potencias del Niño fueron estrenados al año siguiente, siguiendo el estilo de la corona y realizándose igualmente en Sevilla.

jueves, 5 de febrero de 2009

La antigua imagen de la Virgen (V)

En esta otra fotografía, vuelve a aparecer la Virgen sobre el mismo fonde de damasco que en anteriores fotografías, no sabemos si dentro del camarín o fuera, aunque nos inclinamos más por la primera hipótesis. El empuje de la devoción y el auge de la Hermandad por los años 20 y 30 del siglo XX haría que las reproducciones de la Virgen, en postales, cuadros, estampas etc, aumentaran, de ahí que se conozcan tantas fotografías de la imagen exenta.

Muestra esta imagen la curiosidad de estar tomada desde una visión inferior, por lo que nos decantamos por que fuese tomada desde una la capilla mayor, situánodose el autor frente al retablo, delante de la embocadura del camarín. En otra fotografía se aprecia levemente la decoración del camarín, por lo que no sabemos si por la fecha de esta nueva fotografía, algo posterior a la antes mencionada, el camarín se hubiese revestido con una tela adamascada. Posiblemente así fuera, fruto de las reformas y mejoras que se realizaron en la ermita en 1928 a raiz de la creación de la Asociación y Corte de Honor. Refuerza esta hipótesis que el revestimiento del nuevo camarín realizado tras la restauración de la ermita una vez terminada la Guerra Civil fuese una cortina de un tejido similar.

Respecto a la imagen de la Virgen, muestra como en la mayoría de fotografías conservadas de la época la misma mantilla, joyas, y preseas, pues suponemos que se optaría por hacerle a la Virgen las fotgrafías portando sus mejores galas. Vuelve a aparecer en esta instantánea el rosario de oro dispuesto gracilmente en la corona. Un detalle que ciertamente llenaba de originalidad y delicadeza la apariencia de la Virgen, y que sería un acierto que la Hermandad recuperara para determinadas ocasiones.

Finalemente añadimos, como en anteriores entradas, una versión coloreada de la misma instantánea, y que como curiosidad proviene de un cuadro de cabecera. Un cuadro de cabecera ciertamente original, alejado de la instantánea de la Virgen de medio perfil que tan extendida estuvo para dicha utilidad.

Cuadro de la Stma. Virgen. S.XIX


Este interesante represantación de la Virgen forma, junto con los dos grabados ya mencionados, las únicas referencias gráficas conocidas sobre la imagen en el s. XIX. Se sitúa actualmente en la Sacristía de la Parroquia de San Pedro, sobre la puerta que comunica dicha estancia con el templo. Desconocemos cual sería su lugar de origen, si fue realizada para la iglesia o para un particular, aunque nos inclinamos por esta última opción, y que posiblemente fuese a parar a la Parroquia posteriormente.

Esta pintura, de caracter popular, representa a la Virgen sobre fondo oscuro, enmarcado por un arco de medio punto sobre pilastras, y sobre una peana de líneas rectas. Muy posiblemte, por similitudes con fotografías conservadas, represente la peana que la Virge tenía en el camarín, y que era situada también sobre las andas procesionales durante la centuria decimonónica.

Podemos situar la ejecución de esta pintura en los años posteriores a 185o, en que se realizó nuevo paso, la peana anteriormenete mencionada y un sillón, y aparece la Virgen aparentemente sin revestir, costumbre que se hizo común desde mediados de esta centuria. Los colores en los que se muestran representados los ropajes, blanco para la túnica y azule-celeste para el manto, con las veltas de color rosa, nos hacen pensar en que muy posiblemente dichos colores fueran los originales con los que fue concebida la imagen, a diferencia de nuestra actual titular que se muestra con manto de color verde. Toma fuerza esta hipótesis por la coincidencia también de estos colores en las fotografías coloreadas de la Virgen de las décadas de los 20 y 30 del s.XX. El Niño también se representa sin traje sobre su ropa tallada,mostrándose ésta de color marrón. La talla actual del Niño si está estofada en este tono. Éste aparece según su concepción original, es decir, bendiciendo a la griega y son el Mundo sobre su mano izquierda, posición que sería cambiada despues al situar el mundo sobre la mano derecha.

Como notas curiosas, merecen ser destacados algunos aspectos sobre el ornato de la imagen. Cubre la cabeza de la Virgen una toca o mantilla de encaje blanco, y posiblente por aquellas fechas la imagen todavía no luciera una peluca de pelo natural superpuesta a su cabellera tallada, costumbre de la que se tiene cosntancia tanto en la imagen de la Virgen como en la del Niño a partir de la década del los 5o del s.XIX. Igualmente merece ser destacado el detalle de que lleva la Virgen al filo de los puños de la túnica unos puños postizos de encaje, costumbre común en las imágenes de talla completa en aquellas fechas. Respecto a las preseas de ambas imágenes, el Niño aparentemente lleva sobre su cabeza un resplandor de plata, recogido en los documentos de la época como una "media luna de plata", y que sería sustituida por unas potencias de plata en 1845. La Virgen porta sobre sus sienes una interesante corona dorada,con pedrería de color rojo y verde en el aro del canasto. De perfiles típicamente diecichesco, responde al estilo cultivado a finales del siglo XVIII y del que ponemos como ejemplo las coronas de las Vígenes gaditanas del Carmen o los Dolores de la V.O.T Servita. Existe también una fotografía de la antigua imagen de la Virgen del Rosario en su capilla de la Parroquia con una corona de similares características. El cetro parece responder a las mismas características que la corona, y se aleja de las líneas del estrenado en 1846 en plata a juego con la corona, y del que el actual es fiel réplica.

Finalmente, hacer referencia al sillón sobre el que aparece sentada la Virgen. Por su morfología parece ser el mismo que aparece en las fotografías de los años 20 y 30 del s.XIX, pero con la salvedad de estar terminado en madera oscura con los perfiles dorados, a diferencia de dichas fotografías en que aparecen pintadas de blanco aquellas zonas que en el cuadro aparecen de color oscuro, supuestamente madera. Pero ese cambio se debiera posiblemente a una modificación por cambios en los gustos de la época. Posiblemente sea este el sillón que fue realizado en 1850 por José Antonio Moreno en Zalamea la Real.

Es esta una muestra del lugar principal que ocupaba la Virgen en aquellas fechas dentro del panorama devocional de la Villa, impulsada por D. Celestino Maestre y por el sentimiento popular hacia la Santísima Virgen como protectora de la Villa.


Alineación a la izquierda

La antigua imagen de la Virgen (IV)

Esta fotografía de la Virgen responde, como la mayoría de las conservadas al espacio de tiempo de entre 1934 en que fue restaurada y 1936 en que tristemente desapareció pasto de las llamas.

Aunque las fotografía no posee la calidad de otras ya expuestas, son varios sus aspectos interesantes. El primero de ellos es la situción, uno de los arcos que comunican el coro con las naves laterales. Por aquella fecha, y hasta la reciente restauración de la ermita, los pilares y la capilla mayor contaban con un alicatado de azulejos en tonos azules y estilo neogótico, que fueron colocados en las obras de reparación de la ermita en 1928.

Respecto a la propia imagen, es destacable el hecho de que aparece ya la Virgen con el rosario de oro en su corona. Este rosario fue donado a la Santísima Virgen por la que fuera Presidenta Honoraria de la Asociación y Corte de Honor Dña. Pilar Zarandieta. Este rosario había pertenecido a su familia, y por sus líneas puede datarse en el s.XVIII. En la cruz aparece grabado en nombre del donante. En líneas generlas la Virgen porta los mismos atributos y aderezos que en las demás fotografías: traje de tela con bordados menudos el niños, la toca de tul la Virgen, cetro, corona, y gargantilla y pendientes. En la mano del cetro también la ya mencionada rosa. Actualmente, junto con la toca y las joyas, se conserva y lo luce la Virgen en las procesiones y cultos solemnes.

lunes, 2 de febrero de 2009

La antigua imagen de la Virgen (III)

Esta fotografía muestra la curiosidad del lugar de su realizacíon. La Virgen aparece situada en el porche de la ermita, delante de la ventana que daba acceso a la casa de la ermitaña, rodeada de macetas. La Virgen se muestra de frente y desde cierta distancia, pues puede observarse la pena blanca que tenía en el camarín. Como en la mayoría de las fotografías conservadas de la antigua imagen, se muestra con la mantilla de tul bordado y el conjunto de gargantilla y pendientes antiguos. Igualmente aparece en su mano la típica rosa. Muy posiblemente, aunque no se aprecie con exactitud, la Santísima Virgen llevara sobre su cabeza y bajo la mantilla, la peluca de tirabuzones que se le siguió colocando despues de que dejara de vestirse e incluso después de que fuera restaurada en 1934.


Adjuntamos también otra modelo coloreado de esta misma fotografía, que se conserva en el archivo de la Hermandad y que fue utilizada hace no mucho como portada del díptico de los cultos y de la estampa que se difundió con los Gozos o Letrillas de la Virgen.

domingo, 1 de febrero de 2009

La antigua imagen de la Virgen (II)


Esta fotografía muestra a la antigua imagen desde otras perspectiva, también de cuerpo entero pero desde su lado izquierdo. Quizás sea la más difundida de las que se le realizaron a la virgen , pues sirvió para los "retratos" de la Virgen que se vendían por el pueblo, así como para la gran mayoría de cuadros de cabecera que aún se conservan repartidos por muchas casas. Se usó también esta fotografía para la mayoría de dípcticos y convocatorias de cultos desde los años 20 a los 50, pues aún se seguía reproduciendo la antigua imagen aún cuando ya se había realizado nuestra actual Amantísima Titular.

Como curiosidad, muestra a la Virgen sobre una cortina de damasco presumiblemente rojo, y sobre la peana del blanca del antiguo paso de salida. Estaba la Virgen situada muy posiblemente para la fotografía bajo en coro. Porta la imagen sus atributos característicos, que serán constantes ya en fotografías posteriores, la corona , el cetro, la mantilla de tul bodado, las potencias el Niño, y una gran rosa en la mano junto al cetro la Virgen. Ésta última no se aprecia con nitidez, por lo que no podemos concretar si era de orfebrería, tela o algún material cerámico. Aunque se tiene constancia de que la Virgen poseía dos juegos más de coronas, en los testimonios gráficos conservados solo aparecen las mencionadas del s. XIX, entendemos que por que serían las reservadas para las solemnidades. A diferencia también de la fotografía anterior, el Niño vuelve a aparecer sobrevestido como había ocurrido, igual que la Virgen, desde el siglo XIX hasta los años 20-30 del s.XX. Se ven los dieciochescos pendientes de oro que hacen juego con la gargantilla, y que aún se conservan. Se aprecia también con claridad como debajo de la mantilla asoma el pelo en forma de tirabuzones. Esta costumbre, heredera de la tradición de sobrevestir a la Virgen, se conservó cuando dejó de hacerse, e incluso después de que la Virgen fuera restaurada en Sevilla en 1934. Esta restauración tuvo lugar en Sevilla en 1934, por D. Francisco Ruiz Rodriguez, y se centró basicamente en resanar desperfectos de la policromía del ropaje las manos de ambas imágenes.

Adjuntamos también otra versión coloreada de esta misma instantánea, que no deja de ser interesante, aunque se presume que no muestra los colores reales de la imagen, pues se intuye que serían los mismos que actualemente, es decir, blanco y verde. El motivo quizás sea que en el estudio diesen los colores que pensaran eran los de la imagen, o por qué no, que quizás la imagen primitivamente estuviese estofada en celeste su manto y no en verde como lo conocemos.