sábado, 7 de febrero de 2009
La antigua imagen de la Virgen (VI)
Siguiendo con las fotografías conservadas de la antigua imagen titular, exponemos otra en la que la Santísima Virgen vuelve a aparecer frontal y completamente. Podríamos decir que guarda bastantes similitudes con la primera de las publicadas, con las diferencias de aparecer ya la Virgen restaurada, con mantilla o toca, el Niño sobrevestido, y con distintas joyas. Las preseas, son las mismas que en todas las fotografías comentadas.
Concretar la ubicación es algo más dificil, pero podría tratarse de una de las naves laterales o del porche de la ermita, por no aparecer los azuelejos que cubrían los pilares y la capilla mayor, y tampoco la cortina que por aquellas fechas serviría de fondo del camarín. Vuelve a parecer la Santísima Virgen sobre la peana blanca de líneas rectas y perfiles dorados que usaba tanto en el camarín como en las antiguas andas de salida.
Aprovechando la calidad de la instánea, haremos una breve referencia a los atributos de plata que porta la Santísima Virgen. Todas las piezas fueron realizadas en Sevilla en la década central del s.XIX, a instancias del que fuera por aquella fecha capellán de la ermita D. Celestino Maestre. Este presbítero, ligado a la devoción muy intimamente por su familia, se hizo cargo de dicha capellanía tras la muerte de su tío D. Fernando Román en 1844, y ocupó dicho cargo desde ese año hasta 1871 en que falleció . Realizó una labor encomiable, que situó la devoción consolacionista en su momento álgido en dicha centuria. Principalmente centró su ministerio en la expansión y consolidación de la devoción, el cuidado y la restauración de la ermita, la mejora y enriquecimiento tanto del ajuar de la Virgen como de la ermita, y el engrandecimiento de los cultos y procesiones de la Santísima Virgen. En este periodo de mejoras, D. Celestino encargó en Sevilla en 1845 una corona de plata para la Virgen, que fue costeada por D. Antonio Andujar. Esta presea es la que aparece en la fotografía. Como puede observarse presenta los rasgos de su época, lo que podemos definir como un tránisto entre el rococó y el neoclasicismo en sus líneas. El cetro y las potencias del Niño fueron estrenados al año siguiente, siguiendo el estilo de la corona y realizándose igualmente en Sevilla.
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