Un año más, la ermita será el humilde pesebre donde Jesús nos sea dado, donde el Salvador venga al mundo del vientre de su Madre: María Madre de Dios y Nuestra, Virgen Santísima de Consolación.
Que estos días celebremos en familia con alegría la venida del Señor, profundizando en la fe y abriendo nuestro corazón a Él, para que nos ayude a crecer como cristianos, siempre unidos como hermanos.
FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO
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